Me declaro culpable,
pero no hay culpa en mí.
Me declaro culpable,
pero no me siento mal, ni bien.
-No siento nada-
Me declaro culpable
por tocar su piel, por beber de su locura afrodisíaca y sensual.
Me declaro culpable
por rozar sus labios y sentir una explosión en mi mente.
Me declaro culpable
por, solo, mirarlo y ya imaginarme que toca con sus manos mi cara y me mira con esos ojos.
Me declaro culpable
por sentirme tan suya, solo una noche, y el tan mío.
Me declaro culpable
por el encuentro de nuestros cuerpos a la luz de la luna...
-Y que así nos encontrará el sol del amanecer-
Me declaro culpable
porque esto va en contra de lo que digo;
Me declaro culpable,
pero no siento culpa.